Desde la noche de San Juan, pasando por diferentes fiestas cumpleañeras, hemos llegado al octavo aniversario de Convivir. Dando gracias a los músicos de Horcajo de Santiago que nos amenizaron la fiesta en la que los pies se movieron al vaivén de los ritmos, los cuerpos se contagiaron de los compases y los sentidos se dejaron seducir por los sueños y las nostalgias.
Por un día aparcamos los quehaceres externos cooperativos: La situación de abandono en que se encuentra el sistema de residencias, la sanidad que tanto nos afecta, todos los servicios públicos que están en camino de caer todos ellos en manos de negocios privados.
La fiesta, acompañada de dulces, refrescos, bromas y chirigotas, oxigenaban cuerpos y mentes y nos hacían pensar: ” Que suerte hemos tenido en estar y haber construido este centro de mayores”. Una cooperativa en la que todos podemos participar, alternativa al negocio de las residencias privadas, un concepto de residencia-cooperativa con su modelo estructural y de gestión que nos permite mostrar a los gobiernos como modelo a imitar.
Rufino Hernández
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